Joel Servando

Me encuentro justo al borde de la línea que divide los 20s de los 30s y para cruzarla no hará falta que nadie me empuje, lo quiera o no, en 24 horas estaré del otro lado. Pero aprovechando mis últimos momentos en los veintitantos me ha dado por ponerme reflexivo y preguntarme, ¿cuáles son los mejores aprendizajes que me dejan los veintes?

Y aunque advierto que son miles los que pueden responder la pregunta mejor que yo, hoy que tengo la oportunidad la aprovecharé.
Si de pronto tuviera la posibilidad de aparecerme ante mí mismo hace algunos años, tal como le ocurrió a Borges en su cuento “El otro”, me diría muchas cosas, especialmente estas siete:

1. Lucha por lo que quieres. Cuando la vida te coloque en el tiempo y lugar adecuados actúa. Jamás permitas que las ganas de crecer, trabajar, enamorarte, divertirte o ser feliz se opaquen por el miedo al fracaso. Nada te hará más feliz que superar tus temores.
2. Vive a diario con Fe y optimismo. Será fácil ser positivo cuando todo marche bien, entre risas y alegrías, pero si logras hacer del optimismo y la Fe un hábito, más que una respuesta, liberarás a tu mente de preocupaciones y fatigas. Preferible que te digan iluso a vivir amargado. La vida misma es una ilusión.
3. Aprende de las adversidades. Es extraño, pero lo que más dolor te cause será lo que más te hará aprender. Incluido un rechazo, una fractura, un fracaso y una despedida. Cuando sientas que no puedes más y tus fuerzas se agoten llora –a solas si lo quieres– después aprende y vuelve a vivir.
4. Invierte en ti. Pocas cosas te serán tan útiles como la lectura. Hazte amigo de los buenos escritores, léelos. Toca un instrumento, aprende otro idioma. Escucha a tus maestros. Toma todos los cursos, diplomados y talleres que puedas. Lo que aprendas, aun si no te agrada, te será útil algún día.
5. Evita los extremos. No te levantes de la cama sin saber qué harás pero no te oprimas con horarios. Trabaja duro pero diviértete a diario. Sé amable con las personas pero aprende a decir no. Sé autónomo pero pide ayuda cuando lo necesites. Busca mejorar pero no seas perfeccionista.
6. Descubre tu motor. Busca siempre una meta, desde terminar un libro hasta titularte en tu carrera. Y cuando te falte inspiración solo piensa en qué puedes ayudar a tu familia, novia, amigos o cualquier otra persona.
7. Agradece a Dios. Por tu salud y por las personas que pondrá en tu camino. Todas tiene algo que enseñarte.

Imaginando que se me concede el sueño y retrocedo en el tiempo hasta el día en que cumplo los veinte años me diría otros detalles como: ¡róbale un beso!…¡vete de viaje!…¡tira el penalti!…ANÍMATE…ARRIÉSGATE…

Y suponiendo que lo que digo no causa reacción en el otro, me despido y me voy en silencio dejando una lista con los premios gordos de la lotería de los próximos años.

¿Qué te dirías tú?