Entrevista imaginaria 1.

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Hoy tenemos como invitado a un célebre mexicano que visita el mundo de los vivos para concedernos unas palabras.

— Bienvenido señor, ¿conoce el formato de la entrevista?

— Sí, lo conozco, tú haces las preguntas y yo las respondo. Al final el lector adivina quién soy.

—Bien, iniciemos… ¿podría nombrar lugar y fecha de su nacimiento?

— Nací el 27 de agosto de 1870 en Tepic, que entonces no era capital de Nayarit sino distrito militar.

— Entiendo, por favor cuéntenos algunos datos sobre su infancia

— Como cualquier niño de la época, crecí con mis padres, entre juegos en casa y la Alameda de Tepic. Rodeado de mis hermanos y amigos. Aprendí a leer pronto y disfrutaba los libros de Julio Verne.

— Y de niño, ¿ya escribía usted?

— Empezaba, aunque escribía a escondidas. Cierta ocasión una de mis hermanas tomó mis versos y los leyó cuando la familia estaba reunida en la mesa. Fue vergonzoso.

— Lo comprendo, ¿vivió siempre en Tepic?

— Solo hasta los doce años. Cuando mi padre murió nos trasladamos a Michoacán. Estudié en el colegio de Jacona. Después seguí un tiempo en el seminario de Zamora.

—Otros difuntos de su época han confesado que hablaba usted varios idiomas, ¿cuáles eran?

— Además del español hablé inglés, francés, italiano, griego y latín.

— ¡Vaya intelecto!…a principios de 1892 regresó a Tepic, ¿cierto?

— Si, unos meses pues viajé a Mazatlán a trabajar en el diario “El correo de la tarde”.

— Háblenos de su posterior estancia en la ciudad de México, sus amistades, su primer novela.

— Llegué a la capital en 1894. Colaboré en distintos diarios y la Revista Azul, de Gutiérrez Nájera. Después fundé la Revista Moderna junto a un amigo. Frecuentaba a escritores de México y otros países, Luis G. urbina y Ruben Darío, por mencionar algunos. La novela El bachiller se publicó en 1895, gracias a ella se habló más de mí.

— Y vaya que se ha hablado de…tanto que Alfonso Méndez Plancarte lo definió a usted como “El poeta mexicano más gustado y más amado en su patria y el extranjero”.

— Hombre, no lo sabía, hoy mismo le daré las gracias.

— Ya que hacemos referencia al extranjero cuéntenos de Europa, sus vivencias.

— La aventura inició en Francia en 1900 como corresponsal de El imparcial. Fueron tiempos magníficos, conocí a Oscar Wilde, Catulle Mendès y afiancé mi amistad con Rubén Darío. Y por supuesto, conocí mi gran amor, mi amada inmó…— ¡Disculpe que lo interrumpa!, pero si dice ese dato lo reconocerán de inmediato.

— Mejor díganos el nombre de su musa, cómo la conoció.

— Se llamó Ana Cecilia Daillez. La conocí una noche en París. Iba en busca de otra mujer que no llegó. Nuestras miradas se cruzaron… supe que estaríamos juntos por siempre.

— El tiempo se agota. ¿Cuáles fueron sus principales obras?

— No lo sé, entre poesía y prosa todas representaron una parte de mi vida. Perlas Negras, Los Jardines interiores, Elevación, Plenitud…usted decida.

— Y si agregamos las obras publicadas de manera póstuma me deja una tarea muy difícil. ¡Todo me agrada!… Terminemos con un dato poco conocido, un secreto…

— Mi sobrenombre favorito fue Señorín, puesto por Margarita Daillez, mi hija adoptiva.

— Finalizamos, buen viaje de retorno y gracias por poner tan alto el nombre de Tepic, Nayarit..

¿Sabes de qué personaje se trata?

Si la respuesta es sí te felicito, pero si no lo sabes haz clic en la siguiente imagen en miniatura para que veas de qué personaje se trata.


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