Desde siempre han existido personas que nacieron con un potencial enorme, sin límites. La historia da fe de ello y aunque nunca se les ha llamado de esa manera, los sin límites, se puede hacer una búsqueda sencilla y encontrar casos de hombres y mujeres así. La clave está en indagar con términos simples y conocidos por todos, como líderes, revolucionarios, filósofos y sobre todo genios. Esta última palabra es la que solemos aplicar para describir la personalidad y potencialidad de aquellos a quienes no comprendemos.
Julián siempre fue uno de ellos…el poco tiempo que estuvo con su familia lo demostró a cada momento. Dicen sus padres que le gustaba llevar la contraria a todo. Pero no, no era eso, simplemente no tenía límites. Además, a diferencia de otros iguales a Julián en que las palabras de los demás suelen frenarles sus impulsos de mostrarse tal cual son, él nació sordo.
Por desgracia para su familia, pero gracia para él, lo detectaron hasta la segunda visita de control médico. Así que debido a ello Julián estuvo contento siempre. Poco o nada se enteró de los límites que los demás trataron de imponerle: “Julián, no puedes tomar el biberón tú solo”, “Julián no te sientes”, “Julián, ¿qué haces?, antes de caminar debes gatear”, “Julián no puedes correr”… “¡Julián, Julián, no vueles!
