En México estamos a tan sólo unos días de que se cumpla medio año desde que se decretaran las medidas para hacer frente al COVID-19. Todos los sectores de la sociedad sufren, o empiezan a sufrir, los estragos ocasionados por el aislamiento preventivo.
En el caso de la educación, cuyo ciclo lectivo 2019-2020 culminó antes de lo previsto y de manera remota mediante el programa llamado Aprende en Casa, que consiste en la creación y difusión de programación televisiva basada en contenidos educativos de los distintos niveles y grados de educación básica, tiene algunos detractores que siguen sin confiar en sus verdaderos alcances.
Asimismo, el ciclo escolar 2020-2021 inició oficialmente el 24 de agosto con «lo mejor» de la programación proyectada a los alumnos en el ciclo anterior, misma que se se transmitirá hasta el día 11 de septiembre, para dar paso el lunes inmediato, 14 de septiembre, a Aprende en Casa II, que se anuncia como una continuidad de la propuesta anterior, aunque esta vez enriquecida con los aportes de docentes, investigadores y especialistas que cuentan con los aprendizajes y experiencias de la versión anterior.
Sin embargo, tras dos semanas de trabajo a la distancia siguen escuchándose voces que señalan las dificultades reales para que los alumnos obtengan aprendizajes significativos a través de las pantallas: que van desde la imposibilidad de concentrarse en la programación educativa, padres de familia poco comprometidos, falta de claridad en el apoyo de los docentes, preferencia por los libros de texto, e incluso errores en la programación televisiva, ésta última sobre todo en los primeros días de inicio del ciclo.
Ante lo anterior, algunos padres, docentes y otras figuras educativas empiezan a levantar la vista en busca de soluciones más allá de nuestras fronteras, es decir, saber qué están haciendo otros países para enfrentar el riesgo de rezago educativo mientras dure la pandemia. Es así como en días recientes nos hemos enterado que en el país vecino del norte ha surgido, o mejor dicho se ha reinventado, una propuesta digna de atención: las cápsulas de aprendizaje.
Las cápsulas de aprendizaje, grupos pandémicos o «pandemic poods», existentes en EUA desde hace algún tiempo, aunque orientadas en un inicio a temas reigiosos, consisten en la adaptación de espacios al aire libre, o más recientemente en garajes o cocheras, donde se reúnen entre cuatro y seis niños de un mismo grado escolar para contar con la ayuda de un docente o tutor que les apoye en el aprendizaje de distintos temas educativos.
Como sabemos, el sistema educativo en Estados Unidos, a diferencia de nuestro país, es mucho más flexible entre los estados donde cada uno cuenta con un Departamento de Educación y cada condado con un Distrito Escolar, que aministra, regula y supervisa no solo el presupuesto destinado a la educación sino incluso sus planes y metodologías. Ello ha permitido que en grandes ciudades como Nueva York, San Francisco y Los Ángeles esté ocurriendo esta especie de eclosión de «cápsulas de aprendizaje» donde incluso, ya se instalaron empresas (como Podskool) que se presentan como la solución a la búsqueda de docentes calificados, gestión de seguros y pago de nóminas.
Esta nueva propuesta que, según se lee en diferentes artículos y publicaciones en inglés y español, no ha requerido de mayor propaganda que los propios padres beneficiados por contar con una «solución» que reduzca el estrés propio, y de niños, por seguir aprendiendo en esta época, así como reducir la ansiedad e incluso depresión por las exigencias de aislamiento social derivadas de los contagios en la pandemia.
Sin lugar a dudas merece la pena analizar a detalle esta propuesta, para ver qué podemos aprender, modificar e implementar de ella. Todo a sabiendas de las diferencias en administración, posibilidades y sobre todo economía, entre México y la todavía primer potencia mundial….¿o qué piensan ustedes?
