Estrés por videollamadas, nuevo problema para algunos docentes.

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Hace años viví en un sitio en el que los vecinos teníamos reuniones para organizarnos y mantener el lugar en condiciones adecuadas de seguridad, limpieza y demás servicios; muchos estábamos interesados y participamos con entusiasmo, así que logramos varias metas. Sin embargo, al pasar el tiempo esas reuniones se fueron haciendo cada vez más frecuentes y más extensas por la cantidad de temas, propuestas y alegatos que se daban sobre una misma cuestión; hasta que claro, pasó lo que tenía que pasar: llegó un punto en que muchos dejamos de asistir…por mi parte, más divertido que molesto les dije que en el lugar se había desarrollado un pequeño mal, al que le llamé reunioncitis aguda. ¡Todo lo queríamos resolver a través de reuniones!

El caso es que desde hace unos días vino de nuevo a mi mente aquello de reunioncitis aguda, pero ahora no por mis nuevos vecinos, sino por compañeros maestros quienes, a través de un grupo que administro en las redes sociales donde hay docentes de distintas entidades del país, han señalado que les empieza a ocurrir algo similar, es decir, “sufren” por el exceso en cantidad y tiempo de reuniones, aunque ahora virtuales claro. Resulta que las famosas videollamadas empiezan a ocasionar desde pequeños contratiempos que los distraen de temas importantes como la atención de sus actividades docentes a la distancia, hasta cosas esenciales como el cuidado de la propia familia, porque algunas reuniones se convocan en horarios y días poco apropiados.

Pero antes de escribir esto y para darme cuenta si en verdad era algo que estaba ocurriendo hice el siguiente planteamiento:

Obtuve mucha participación por parte de los compañeros. Y aunque hubo respuestas a favor y en contra, dominaron claramente quienes lo ratifican, es decir, la mayoría de los participantes afirma que en estos días de resguardo por la pandemia tienen desde pequeñas dificultades al respecto hasta quienes en verdad lo viven con mucho estrés…

Y aunque ustedes mismos pueden buscar y leer ese posteo público, aquí les dejo una muestra de los comentarios de los docentes:

Obviamente entiendo que un sondeo a través de las redes sociales dista mucho de ser un estudio en forma, sí, pero también creo que puede servir como indicio de que algo se debe hacer al respecto. Y que quede claro que NO hablo de eliminar dichas reuniones, imposible, entiendo que este como muchos otros recursos tecnológicos son un excelente apoyo para los docentes y que su conocimiento y dominio no es una opción sino más bien una necesidad, claro siempre y cuando se cuente con los medios básicos.

Lo que digo es que las reuniones virtuales, videollamadas, o videoconferencias usadas con medida y bien planificadas son un excelente recurso. Es decir, de lo que estoy en contra no es del recurso en sí, sino de su mal uso y abuso.

Para ser un poco más claro señalaré situaciones que, desde mi punto de vista y de cientos de personas más que participaron en el pequeño sondeo, son incorrectas tales como:

Convocar a los docentes a reuniones sin darles antes, o al inicio, los puntos a tratar. Esto aplica tanto a los directores escolares, supervisores e incluso autoridades escolares que convocan a videollamadas a reuniones sin dejar claro a los docentes cuál es el motivo. Esto causa que los participantes pierdan el sentido de la reunión, que se preste atención a puntos secundarios o que se termine la llamada interpretando como importante información que no lo es. Esto se podría resolver fácilmente si se organiza un orden del día, así, siguiendo una lista sencilla de temas esenciales hay más posibilidades de éxito.

Maestros convocados a reuniones interminables. Como docentes, mejor que nadie, deberíamos saber que la atención es un recurso limitado. De modo que es completamente inadecuado llevar a cabo videollamadas extensas. Según distintos estudios, la atención de un adulto que tenga un nivel de concentración alto puede llegar hasta las dos horas sin descanso, pero no es así para la mayoría de las personas que somos capaces de estar atentos a lo mucho 50-60 minutos. Y si exceder ese tiempo ya es malo (maestros del sondeo dicen ser convocados a reuniones de ¡hasta 3, 4 y 5 horas!), ahora imaginen hacerlo en una época en que miles de docentes deben desempeñar casi al mismo tiempo el rol de padres de familia.

Citar a reuniones en horarios y días inapropiados. El hecho de que se sepa que los docentes están en sus casas durante todo el día (al menos es la indicación de las autoridades) no indica que se les pueda citar en cualquier hora. Para nada. Relacionado con el punto anterior, los docentes son personas comunes y corrientes que se asean, comen, atienden a los hijos, la pareja, las mascotas y realizan actividades de todo tipo. Así que pensar en convocarlos a las horas de la comida, muy temprano, muy tarde, o peor aún en sábado o domingo a participar en una videollamada, por más organizada que esté, es algo que se debe meditar cuidadosamente. Y en caso de que la urgencia primara, la brevedad debería ser la norma.

Hacer reuniones virtuales para darles comunicados, avisos o información que puede hacerse por otro medio. Un error más consiste en que al parecer algunos se olvidan de que los docentes pueden recibir correos electrónicos, mensajes vía WhatsApp, o llamadas tradicionales a través del teléfono o celular. Es decir, no hay necesidad de hacer una reunión para leerles diapositivas o documentos que los mismos maestros pueden revisar. Eso es desconfiar demasiado de ellos y una reunión de ese tipo, a menos que tenga que ver con la creación o edición de dichos mensajes con la opinión de los propios docentes, parece algo innecesario.

Convocar a videollamadas donde no todos los temas competen a todos los convocados. Existe también el señalamiento hacia autoridades y directores que convocan a reuniones donde se brinda información que no compete a todos los que se invita. Por ejemplo, convocar a una reunión donde se hablará de los asuntos de los docentes de primero y segundo grado, pero se convoca al resto “para que estén enterados todos”; o se convoca a directores u otras figuras para tratar temas individuales, sin oportunidad de participación o incumbencia para los demás, temas que sí fueran abordados en llamadas uno a uno, serían muy cortas, pero que al ser entre varias personas se tornan monótonas.

Pretender que todos los participantes estén siempre en las videollamadas y similares, al mismo tiempo. La comunicación sincrónica es aquella que se da en tiempo real y tiene muchas ventajas, tal como poder preguntar y responder en el momento ante cualquier duda, como es el caso actual de los famosos webinars; y por ello hay quien exige la presencia de todos en una videollamada. Pero hay veces en que eso no será posible por todo lo que antes he escrito. Al presionar porque todos estén en una videollamada en tiempo real, se olvida que también lo contrario, es decir, la comunicación asincrónica, tiene sus ventajas; una de las más claras es poder recibir un curso, información o indicaciones cuando haya condiciones para hacerlo. Para ello existe la posibilidad en casi todas las aplicaciones de videollamadas populares de grabarlas y compartirlas con el resto.

Olvidar que quitan el tiempo de actividades pedagógicas. La última observación que hacen los maestros al respecto de las videollamadas es señalar que, cada vez en que se realiza una existe la posibilidad de que le quite el tiempo a un docente, director u otra figura educativa, de realizar una actividad realmente educativa tal como preparar una clase, revisar tareas y darles retroalimentación, atender dudas de alumnos y padres o incluso de otros maestros.

Existen otros errores sobre el uso de las videollamadas que generan estrés entre los docentes. Pero creo los que se comentan sirven para ilustrar que las reuniones virtuales son un excelente recurso, pues la posibilidad de vernos cara a cara es una de las muchas maravillas de la comunicación actual porque brinda más cercanía que si solo nos escucháramos…y claro que es bueno que tengamos esta posibilidad a nuestro alcance y que las usemos también con fines educativos. Pero una vez que se abusa de ello o se realiza en forma inadecuada empiezan a surgir inconformidades que es necesario enfrentar y evitar.

¿O qué piensan ustedes?, los invito a comentar.


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