Uno de los países que más admiro es Japón…en parte se debe a que en mi trabajo como docente he conocido algunos datos y hechos que me indican que en ese país se planifica mucho en todos los ámbitos, incluido el educativo por supuesto. Algo que ya sabía desde hace tiempo y que ejemplifica lo que comento es que algunos de los libros de texto que se utilizan en Japón para la enseñanza de las matemáticas tienen muchos años de emplearse y que por ello son conocidos por alumnos, padres de familia y abuelos, es decir, están tan bien hechos que continúan vigentes con pequeñas modificaciones.
Sabía también que los japoneses son muy buenos para esta ciencia y no por genética como solemos decir en tono de broma, sino porque ellos llevan mucho tiempo analizando estrategias no solo para la elaboración de libros de texto, sino para el diseño de planes de clase y orientaciones generales para la enseñanza de las matemáticas, nada más y nada menos que desde 1870 -sí, leíste bien, desde mil ochocientos setenta, no me equivoqué. Así que con su disciplina y sistematicidad nos recuerdan una vez más que en educación no se improvisa.
Hoy leí una nota que me remitió a un documento donde se habla de las acciones que prevén para enfrentar lo que ellos llaman «Educación en Japón, más allá de la crisis del COVID-19» donde se incluyen propuestas tan bien pensadas que parecen lógicas, pero muy lejanas a la realidad de México y otros países latinoamericanos, al menos por ahora, así que lo único que nos queda es ver y aprender. Para muestra un botón:
1. Están trabajando en la reducción del número de alumnos por grupo, para promover una educación más personalizada, posterior al COVID-19.
2. Se planea apoyar el trabajo de los maestros contratando asistentes, que serían tanto docentes ya retirados como docentes en formación.
3. Se cuidará la salud mental de los niños con la contratación de sicólogas, trabajadoras sociales y enfermeras itinerantes.
4. Subsidios para la compra de equipos de cómputo por parte de los alumnos y de materiales médicos como termómetros y desinfectantes, así como material didáctico en el caso de las escuelas.
Es obvio que la economía y cultura del llamado país del sol naciente es muy distinta a la nuestra y que por ello no se puede replicar lo que hacen de manera simple, en una especie de benchmarking, pero lo que sí podemos hacer es exigir que la planificación que se realiza en materia educativa sea la segunda en importancia para el bienestar de un país…solamente detrás de la atención a la salud de la población. De otra manera buscar desarrollarnos como nación será casi imposible.
Education in Japan beyond the crisis of COVID-19 -Leave No One Behind, consulta el documento en versión PDF haciendo clic en: https://www.mext.go.jp/en/content/20200904_mxt_kouhou01-000008961_1.pdf
